22.4.10


CAPÍTULO III
LOS 6500 DE LOS ANDES

Las montañas más altas de América.


Como “muy polémico” describían varios autores, entre ellos Marcelo Scanu (Anuario Club Andino Bariloche 1992) el tema de los puntos mas altos de América. En aquella oportunidad un rayo de luz parecía aclarar la oscuridad con nuevos relevamientos siguiendo técnicas de aerofotografía y fotogrametría del Instituto Geográfico Militar Argentino.
El autor esbozó una lista de 13 seismilquinientos principales desechando las cimas secundarias en concordancia con el método aplicado a los ochomiles en Asia.
Sin dudas fue uno de los primeros listados analizados pormenorizadamente junto con el de Reinhard, ya que los anteriores incluían errores que iban desde cumbres inexistentes a graves errores de altitud, figurando así el Volcán Galán con 6600 metros o el Nevado de Cachi con 6720 cuando en realidad alcanzan los 5912 y 6380 respectivamente. Otra gran confusión generaban las cumbres secundarias como el caso del Lincancaur (del Llullaillaco) con 6620 metros o cerros que se repetían como el Walter Penck llamado en ocasiones Nevado Gonzáles figurando ambas denominaciones paralelamente en los listados e incluso con alturas diferentes.
Para 1992 de los 13 seismilquinientos escrutados el Pissis, el Bonete, el Tres Cruces y el Walter Penck aún permanecían cubiertos de un halo de misterio, no contando con ascensos argentinos y con ningún informe pormenorizado de su estructura.
Todos ellos comparten la particularidad junto con el Ojos del Salado, de ser volcanes compuestos cuya principal característica es la existencia de varias cumbres y de cráteres superpuestos, generando así grandes inconvenientes para la correcta definición de su estructura y generando controversias sobre su altitud al medir una u otra cumbre.
La exploración efectuada a partir de 1994 encabezada por Jaime Suárez y continuada por el canadiense Greg Horne, el francés Philippe Reuter y grupos de Salta, Mar del Plata y Mendoza principalmente fueron esbozando la estructura de los grandes volcanes. Se lograron varios primeros ascensos a cumbres secundarias y se describieron pormenorizadamente las cimas observadas.
El escocés John Biggar fue el precursor en el estudio de una regla general para catalogar con criterio restrictivo las cumbres de 6500. En noviembre de 1996 publica en su obra The High Andes un listado siguiendo el criterio británico de la caída o como el mismo lo denomina “el reascenso de la montaña” (re ascent). La medida utilizada es 400 metros, y la lista deja afuera a cualquier cerro que no llegue a los exactos 400 metros de desnivel desde el col mas alto, pero incluye al Tres Cruces Central y al Huascarán Norte ya que ambos poseen mas de 600 metros de reascenso.
Jonathan de Ferranti avanza en el estudio y desarrolla la teoría de la prominencia consignando como principales a los mismos 15 picos que Biggar.
Para completar la problemática existen otros dos puntos de más de 6500 metros separados del cuerpo principal de la montaña y en ningún caso considerados cimas secundarías, que por ambos criterios no constituyen cumbres principales. Son los casos del ATA o Arianos (6510) unido al Walter Penck por un col a 6300 y el Hombro del Pissis (6504) separado del macizo por un alto collado a 6250 metros.

La catalogalización:


El problema de catalogar los picos principales de una cordillera o cadena montañosa ha dado lugar en todos los casos al interrogante de porque esas cimas y no otras, pese a ello han encontrado los fundamentos y han visto la luz listas necesarias para el montañismo como los 14 ochomiles principales del Himalaya, las Siete Cimas (cumbre de cada continente), los cuatro miles de los Alpes, los tres miles del Pirineo o los catorce miles (en pies) del Colorado americano.
Los criterios utilizados han sido diversos y en muchas oportunidades se han encontrado en forma intuitiva, concluyendo que muchas veces las listas se conforman con el consenso de expertos, pero sin responder a una estricta lógica científica.
Pese a esto muy pocos catálogos de cimas solo se basan en el consenso de expertos y se exige además del requisito obvio de una altitud mínima prefijada, una combinación de criterios técnicos.
En los Andes quizá aún estemos en la etapa de búsqueda de un criterio suficiente para agrupar en solo una lista a la cadena montañosa más extensa del mundo donde conviven diversos tipos de montañas tan disímiles como bloques elevados, estratovolcanes y volcanes compuestos.
Intentando superar las obvias dificultades en éste trabajo intentamos realizar una lista de las cumbres más altas de América superiores a 6500 metros, atendiendo a las realidades descriptas y respetando un criterio lógico de no separar cumbres que pertenecen a un solo macizo.

La Lista.

Por consenso para América se optó por incluir los macizos principales superiores a 6500, dejando de lado la solución aplicada a los ochomiles de contabilizar las cumbres principales.
Por consiguiente, a fin de completar la lista respetando el criterio, se incluyen las cumbres principales de cada uno de ellos (mayúscula sombreado), las subsidiarias entendidas como aquellas que pese a su individualidad pertenecen a un macizo (mayúscula) y las cimas secundarias (minúscula). El Tres Cruces Central y el Huascarán Norte son incluidos como cumbres principales dentro de los macizos correspondientes.

1 Aconcagua 6959
2 Ojos del Salado 6893
3 Pissis 6795
4 Bonete 6759
5 Tres Cruces Sur 6749
6 Huascarán Sur 6746
7 Llullaillaco 6739
8 Mercedario 6705
9 Walter Penck 6658
10 Incahuasi 6638
11 Yerupaja 6617
12 Tupungato 6570
13 Sajama 6542

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