22.4.10





ANEXO A:

DETALLE DE LAS RUTAS DEL NEVADO PISSIS


01- Polaca.: Hans Szczepanski y Stefan Osieki. 07-02-1937
Desde campamento base en la ladera NW del Pissis (campamento Polaco) se asciende por el cauce arenoso de un rio que desciende del collado entre el Pissis y el Pillán. Los polacos escalaron por la ladera y filo Norte inclinados a la faz NO. Se instalan dos campamentos de altura, uno a 5340 y el otro a 5950 metros. Se asciende hasta el col entre la cumbre Principal y el Pissis IV. Por el filo hasta el plateau y de allí a la cumbre. Otra posibilidad es la realizada por Szepanski y es escalar en forma directa hasta la cumbre.
Los polacos durante el primer ascenso accedieron desde Tres Quebradas y luego al alto valle Ancho (norte) con el campamento base en la Laguna Verde. El descenso pueden haberlo realizado por la ladera Norte (más suave)

01 A- Variante Polaca al Pissis IV: Stefan Osieki. 07-02-37
A 6500 metros durante el primer ascenso al Pissis, los escaladores polacos se separaron, subiendo Stefan Osiecki al Pissis IV directamente desde el norte. Luego descendió al col entre ambos picos y realizó la travesía hacia la cumbre principal.

02- Sureste a la cumbre EA. Pablo Ojeda y Bonnina del Campo. 13-01-1983
Desde el campamento base en la ladera SE de la cumbre Este (Campamento Mendocino) se asciende por neveros, hacia el portezuelo entre la cumbre Ejército Argentino y el Hombro del Pissis. Los primeros ascensionistas instalaron el campo 1 a 5380 metros sobre la ladera. Se continúa el ascenso por el nevero y se instala otro campamento de altura cerca de los 6000 metros. Sin necesidad de alcanzar el col propiamente dicho se avanza hacia el NO buscando el filo hasta la cumbre Ejército Argentino.

02 A- Travesía Glausser: Louis Glausser. 09-02-1986
Desde la cumbre Ejército Argentino en travesía por el filo atravesando el col que une ambas cumbres.

03- Reinhard – Glausser: Johan Reinhard y Louis Glausser. 25-01-1985.
Desde el campamento base Fiambalá en la base de la cumbre Ejército Argentino (4500 metros) se asciende por suaves pendientes hasta los 5200 metros donde se instala el campamento 1. Desde allí se comienza a buscar la cumbre principal cruzando el glaciar noreste en travesía hasta los 6000 metros donde se instala el campamento 2. Desde este punto se alcanza el col entre la cumbre Principal y la Samoré, y luego se accede a la cumbre principal.
Los primeros ascencionistas formaban parte de la Expedición Condorito auspiciada por el American Alpine Club y se habían aproximado a la base desde Fiambalá. Hasta éste ascenso, por tradición en Fiambalá, se consideraba como principal la cumbre Ejército Argentino. Reinhard fue el primero en ubicar con precisión la principal altura.

03 A- Variante UPAME. Alex Von Gotz y co. Febrero 1998
Desde el campamento 1 de la ruta Argentina se atraviesa el glaciar de los argentinos en dirección a la cumbre UPAME. Campamento a 6000 metros.
Los dos primeros ascensos que se realizaron fueron desde aproximadamente el campamento 2 de la ruta Reinhard en el marco de la Expedición Alemana de 1998 y la de la Agrupación de Montaña Calchaquí en 1999. Sin dudas la ruta ideal sería desde el campo 1 de la ruta Argentina (ruta que utilizó Bulacios de la para su descenso)

04- Cara Norte: Sverre Aarseth. 27-12-1994
Desde el campamento Polaco por el cauce de deshielo de un viejo arroyuelo se dirigió hacia el glaciar de los argentinos por la ladera NNE del monte, pudiéndolo alcanzar en la base a 5200 o en algún punto superior. La apertura consistió en una variante de la ruta Reinhard. Hoy puede realizarse como variante de la Argentina

05- Noreste a la cumbre EA. Alain Delclaud y Jean C. Calvel. (28-1-1988)
Desde el campamento base Fiambalá, se asciende por suaves declives en dirección suroeste por el cauce seco de un arroyo de deshielo. Se instalan dos campamentos antes de alcanzar el col entre la cumbre Ejército Argentino y el Hombro del Pissis. Allí se une a la ruta Sureste (mendocinos 1983) llegando a la cumbre por el filo ESE. Los franceses escalaron la cumbre Ejército Argentino formando un numeroso grupo junto con 5 andinistas de Fiambalá, quienes alcanzaron la cumbre al otro día, debido a que venían con un día de retraso al haber realizado la aproximación a pie desde La Coipa.

05 A- Variante Superior de la ruta Noreste por el filo norte: Exp. Internacional CAM, UPAME, FEDME 18-11-1994.
La variante parte desde los 6000 (campamento 2 de la vía) buscando la ladera oeste (que da al glaciar de los argentinos), atravesando un campo nevado. Luego de la travesía por el filo norte que desciende al glaciar de los argentinos se asciende los últimos metros por grandes bloques.
El itinerario fue intentado por Jaime Suárez a principios de los 90 y finalizado por él mismo junto con los otros miembros del grupo, en el marco de la expedición internacional que dirigió en noviembre de 1994.

06- Sur (Italiana): Silvio Simoni, Luciano Gadenz, Giuliano Zugliani y Renzo Corona. 21-01-1990.
Desde el paso oeste de la Caldera del Inca Pillo (5000 metros) se buscan las lagunas de la base del Pissis, bordeando el Cerro Bonete Grande por el oeste. En ese punto se instala el campo 1 a 5300 metros En otra jornada se continua hasta el cambio de pendiente en 5400 – 5500 metros, donde se instala el campo 2. A partir de los 5600 metros se ingresa en el glaciar sur (máximo 45/55º) ascendiendo hasta el plateau cumbrero por la lengua que lleva al col entre el Pissis IV y la principal. Desde allí hasta el punto mas alto.
Esta ruta fue abierta desde el refugio Veladero por la expedición Italiana del Grupo Guide Alpine. Actualmente se puede alcanzar el pie de vía desde el campamento del Rio Salado Norte por la quebrada de los Gemelos.

06 A- Variante Argentina Sur: Alexander Gárate, Fernando Salvatierra, Herman Binder, Juan Pablo Gitelli y Horacio Sánchez. 12-03-2003
Variante de la ruta italiana de 1990. A partir de los 6350 metros la presente expedición en vez de tomar la lengua que llega cerca de la cumbre principal se desvió hacia el col entre la cumbre UPAME y la Samoré alcanzándolo a 6550 metros e imponiéndole el nombre de collado Córdoba. Desde allí por la cara Norte de la cumbre Samoré se alcanzó la ladera de la principal y por ella hasta la cumbre.

07- Argentina. Ruta Normal: Guillermo Almaraz y Marcos Cocconi. 11-11-1998
A partir de su apertura en 1998, fue utilizada por todas las expediciones como ruta normal a la Principal, realizando la travesía del plateau.
Desde el campamento Mar del Plata (4.600 metros) se avanza por el valle hasta la confluencia con el valle que viene del este. En ese punto se continúa por el valle que tuerce al oeste (quebrada del glaciar) y que desemboca en el del glaciar. Se sigue por la morena o por el hielo mismo si es que no hay penitentes. El recorrido tuerce dos veces y se accede a la depresión ubicada en donde se ensancha el glaciar en los 5200 metros. Ahí se instala el campamento 1. Otra posibilidad de acceder al mismo lugar es continuar por la quebrada que se prolonga paralela a la del glaciar (al este). El recorrido es de la misma longitud y en ocasiones es mejor opción si la quebrada del glaciar está con muchos penitentes.
Desde el campamento argentino se accede al cuerpo principal del glaciar y se avanza hasta los 6000 metros por hielo firme y una inclinación de 28º a 30º. Allí puede instalarse el campamento 2 o avanzar hasta el collado al oeste del promontorio que se observa por delante de la cumbre principal a 6250 metros. Desde el campamento 2 original se asciende por el glaciar hasta los 6200 y se sale del mismo bordeando el promontorio anterior a la cumbre principal.
Desde el col de 6250 con visión directa de la pirámide de la cumbre y con visión de la cumbre oeste se busca el filo cumbrero ascendiendo hasta el punto culminante. (6-7 horas)
Algunos grupos instalan tres campamentos de altura, el primero a 5200 metros, el segundo a 5750 y el tercero a 6250 metros, buscando de esta manera hacer mas descansado el recorrido.
Es posible en varios tramos de la ruta encontrar un sendero marcado, incluso en los lugares de acampe existen plataformas y pircados para las carpas.

07 A- Variante del Glaciar a la cumbre Principal. Rolando Linzing. 13-11-98
Ruta directa por el glaciar de los argentinos. Desde el campamento 1 (5200ms.) se escala directamente hacia el col entre la cumbre Samoré y la Principal, pero sin llegar a él. Desde allí a la cumbre Principal.
La apertura corresponde al andinista marplatense Rolando Linzing, integrante de la expedición Argentina de 1998. La variante alcanza en forma directa por el glaciar la cumbre principal. Es un itinerario de largo aliento que permite alcanzar la cumbre en menor tiempo. Quizá es el itinerario de mayor belleza de la cara norte.

07 B- Variante Samoré. José Hernández y co. 19-11-99
Desde el campamento 1 de la ruta Argentina se asciende por el centro del glaciar de los argentinos casi por el mismo trayecto de la variante Linzing, estableciendo un campamento a 6.000 metros. Desde allí se accede al col entre la cumbre Samoré y la principal ascendiendo por pedreros a la cumbre Central (Samoré).
El primer ascenso se realizó en el marco de la Expedición liderada por Jaime Suárez en 1999, que contó con integrantes del Club Andinista Mendoza, UPAME y Ejército Argentino. La Expedición cumplió el doble objetivo de alcanzar las cumbres CAM y Samoré. Todos los integrantes de la cordada que realizó el primer ascenso fueron efectivos del Ejército Argentino.

08- Sur a la UPUME: Janne Corax y Nadine Saulnier. 26-02-2005
Se asciende desde la cara sur por el canalón sur de la cumbre UPAME, entre el espolón que desciende de la mencionada cumbre y el que hace lo propio de la Ejército Argentino. Es un ascenso por hielo o nieve dura. Si bien es posible transitar íntegramente el colouir los primeros ascensionistas optaron por realizar la primera parte montados al espolón de la cumbre Ejército Argentino para luego entrar al canalón, a fin de evitar la nieve profunda.

09- Suroeste: Darío Bracali, Rolando Linzing, Guillermo Glass. 16-09-2006
Desde un campamento a 5280 metros (5º de la expedición invernal que logró el primer ascenso) se avanza por las laderas bajas de la cara suroeste hasta alcanzar un gran nevero en el cambio de pendiente. Se continúa ascendiendo por una ladera suave y dejando la parte baja del glaciar oeste a la izquierda hasta otro gran nevero que remata en unos roqueríos que son visibles desde abajo y donde se instala el segundo campamento a 5960 metros. El día de cumbre se inicia por un nevero que asciende casi directamente al Pissis IV. Se continúa por él y luego de una angostura (en algunos años desaparece) se empalma con la parte alta del mismo nevero (o en realidad un segundo nevero) hasta los 6500 metros donde se busca con rumbo NE la cumbre principal, que se alcanza luego de transitar por el plateau cumbrero.
La aproximación mas directa es desde el Campamento del Rio Salado Norte por la quebrada de los Gemelos.

09- Glaciar Oeste: Nicolás Pantaleón, Eduardo Namur, Guillermo Almaraz. 14-03-2009.
Desde del Campo Base Oeste se continúa por el valle demarcado por las estribaciones del Volcán Tres Picos hasta un gran campo de penitentes en donde se gira con rumbo este por una quebrada ascendente por donde discurre un pequeño arroyo. Se avanza por esta quebrada que termina en el glaciar oeste. Por una empinada hondonada se alcanza ya por el hielo la margen oeste del glaciar donde se instala el campamento 1 a 5600 metros.
Al otro día se realiza la travesía del glaciar de mas de 7 km, pero con 350 metros de desnivel. Se acampa en la base de la pirámide cumbrera a 5950 metros.
El día de cumbre comienza en los acarreos de la pirámide y se alcanza el filo NNO. Por él se avanza hasta un gran nevero que llega hasta la base del Pissis IV, pero sin alcanzarla se asciende por la cara oeste de la cumbre GN hasta un filo algo desdibujado que une esta con el Pissis IV. Por él hasta el col entre la GN y la Principal y por la ladera de esta se salvan los últimos 120 metros hasta la cumbre.

CAPÍTULO VIII
SUEÑOS DE EXPLORACIÓN, CUMBRE VIRGEN Y UNA RUTA LÓGICA.

La Expedición Argentina de 1998.


Durante el año 1998 el autor del presente trabajo, organizó una expedición al Monte Pissis. La falta de datos ciertos y en algunos casos la información errónea acerca de la zona en cuestión fueron los escollos más difíciles de superar. He aquí el relato escrito al regreso de Atacama:
“Luego de casi un año de preparativos y de intensa búsqueda de información partimos de Mar del Plata, a orillas del Atlántico, con un importante bagaje de ilusiones y muchas incógnitas sobre lo que íbamos a encontrar. La expedición estaba compuesta por Marcos Cocconi, Rolando Linzing, Claudio Valva, Marcelo Gentilini y quien escribe, Guillermo Almaraz. Nuestra idea era recorrer por primera vez el glaciar Noreste del Nevado, tratar de ser la primera expedición argentina en acceder a la cumbre principal e intentar la escalada de alguna de las cumbres vírgenes del coloso: en ese entonces la central (Samoré) y la oeste (Gendarmería Nacional).
Sin dudas el motor que movía el proyecto era la exploración y el espíritu de aventura, nosotros practicábamos algo que que era llamado montañismo de exploración.
El viaje hasta Fiambalá fue largo y caluroso, pero finalmente llegamos y fuimos recibidos por Jonson Reynoso que sería el encargado de transportarnos al campo base. Largas horas de charla nos hicieron vivir las páginas ya escritas de la historia del cerro y nos impulsaron a relatar la nuestra. Luego de una noche en las incomparables termas de Fiambalá, nos dirigimos al paraje Las Losas (3735 metros) para comenzar a aclimatarnos. Allí estuvimos unos días y ascendimos un contrafuerte del cerro que la carta señala erróneamente como cerro Agua Caliente. Luego mudamos nuestro campamento de aclimatación a Las Grutas, a 4000 metros, en los pies del Nevado Incahuasi. En ese lugar entre mates y guisos vivimos varios días con los gendarmes allí apostados, conociendo un poco sus vidas y ellos conociendo las nuestras. Siguiendo con nuestro plan de aclimatación visitamos un cerro sin nombre de 4300 metros, desde donde se divisaba el Pissis, y por último el Cerro de San Francisco (6020 metros). Nos fuimos una mañana cálida empujados una suave brisa seca.
Desandamos el camino hasta Fiambalá sin saber que sería la última vez que lo veríamos sin asfalto, ya que en 1999 se terminó la obra hasta el paso de San Francisco.

La nueva ruta a las cumbres Occidentales.

Los días de descanso en las termas fueron utilizados para terminar de decidir ciertos aspectos logísticos. El punto crucial era la cumbre a subir. El mapa era inequívoco sobre cual era la mayor, pero la información de primera mano indicaba que todas las expediciones habían ido a la Este.
Tanto Jonson Reynoso como los datos de Jaime Suárez marcaban las pocas posibilidades de encontrar una ruta lógica que no fuera la de Reinhard. Otra incógnita era verificar que el vehículo pudiera transitar en dirección oeste desde el comienzo de lo que Jonson llamaba el Río de Arena. Pero quizá la mayor era quien había escalado la cumbre principal. Los informes que teníamos eran los de los polacos de 1937 y los de Suárez, Reinhard, Reuter, Biggar, Delclaud y los mexicanos. El misterio se acrecentaba dado que el informe mexicano afirmaba que en la cumbre no había nada. ¿Habrían sido ellos los primeros? ¿Dónde estaba el testimonio polaco y el de Reinhard? Reynoso afirmaba que el antropólogo norteamericano había escalado desde el campamento en la base de la cumbre este, así que podría inferirse que había escalado ese mismo pico. Reuter, Suárez y Delclaud era claro que habían ascendido también la cumbre oriental. Finalmente el croquis de Tito Luchini inserto en el informe polaco de 1937 parecía indicar que ascendían desde el este, por consiguiente era probable que también hubieran escalado esa cima. El de Biggar en cambio era claro en que habían estado en la occidental. ¿pero donde estaba el testimonio si los mexicanos no habían visto nada? ¿Era posible entonces que estuviera solo escalada una vez la cumbre?
El 8 de noviembre a la madrugada cargamos silenciosos las mochilas y el resto del equipo en la 4x4 de Jonson Reynoso y envueltos en nuestros abrigos nos ubicamos en la caja. Sin hablar dejamos atrás Fiambalá, todavía dormida, las Angosturas, envueltas en tinieblas y Chaschuil, barrido por un constante viento helado. En Pastos Largos entramos por un valle en dirección al Oeste, pasando por La Coipa ante la mirada atenta de una tropa de vicuñas. En la ladera del cerro homónimo, perdimos la huella minera que seguíamos en neveros atestados de penitentes. Reynoso superó diestramente el tramo, exigiendo la máquina al máximo.
Pasamos más tarde por la margen norte de la laguna de los Aparejos y luego por la laguna Celeste, unos kilómetros más adelante finalmente pudimos ver el Pissis. La primera impresión fue fuerte. Sin decirlo, todos pusimos en dudas nuestras posibilidades. La visión del inmenso glaciar noreste era sobrecogedora.
Después de vadear el río de Valle Ancho seguimos hacia el Sur hasta casi el campo base original del Pissis Este. Allí nos detuvimos y hablé seriamente con Jonson. Él insistió en el peligro que representaba ingresar con solo un vehículo por el río de Arena y las pocas posibilidades de que encontramos luego el paso hacia la base del glaciar, incluso volvió a agregar su impresión que pese a todo la cumbre este era mas alta. Realmente la perspectiva y los datos que poseíamos le daban la razón pero igualmente decidimos proseguir con nuestro plan y continuamos unos kilómetros mas ya transitando por el Río de Arena hasta donde instalamos el Campo Base, a 4600 metros (27º 42‘ 53.5’’ S / 68º 42’ 35.0’’ W), cerca del Glaciar Noreste. El recorrido había sido difícil, pero la recompensa de poder haber establecido en campamento en el lugar planeado bien merecía el esfuerzo. Una vez más reconocimos la destreza de Reynoso al volante y su conocimiento de la zona. Éramos los primeros en establecer el base en ese lugar.
En el campamento construimos un pircado de un metro y medio de altura para protegernos del viento y nos dispusimos a comer, descansar y charlar bastante. Armamos una carpa grande para poder estar cómodos y realizar todas nuestras tareas protegidos. El estado de ánimo era muy bueno. Debido al largo período de aclimatación nos sentíamos muy bien y decidimos continuar el ascenso al día siguiente.
Luego del desayuno, seguimos una pequeña quebrada paralela a la lengua final del glaciar; avanzamos sin dificultad durante cinco horas hasta el punto donde éste se ensancha y acampamos en una depresión en el borde del glaciar a 5200 metros Desde nuestro emplazamiento pudimos ver uno de los atardeceres más bellos que nos ha tocado vivir en la cordillera de los Andes. Esa noche comimos abundantes fideos con aceite de oliva, queso y pimienta y tomamos varios litros de mate y té. Luego entre amenas y divertidas charlas esperamos las 00 horas para felicitar a Claudio que cumplía 33 años.
Al otro día, luego de desayunar, nos montamos en el glaciar, dejando a nuestra izquierda un campo de grietas y ascendimos por buen hielo hasta los 5950 metros donde instalamos nuestro segundo campamento, en uno de los pocos lugares sin tanta inclinación que encontramos. El avance hasta aquí había sido a buen ritmo y prácticamente no sentíamos los efectos de la puna. Desde el campo 1 tardamos cinco horas y media. Durante el día la temperatura era de –2º C, llegando a la noche a – 14º C. Realmente durante la noche, las pocas horas de sueño no fueron muy placenteras y a las 04.00 horas nos despertamos para salir hacia la cumbre. La temperatura dentro de la tienda era – 5º C y tardamos mas de una hora en lograr calentar algo de agua para tomar té.

Primer Ascenso a la Cumbre Oeste (Gendarmería Nacional).


Recién a las 5.50 horas nos pusimos en marcha por el glaciar. Luego del amanecer la marcha se tornó más agradable pero nuestro avance no era como el del día anterior. Continuamos ascendiendo por una pendiente pronunciada, que preferimos cortarla en zigzag, hasta alanzar la base de un gran promontorio que se ubica delante de la cumbre principal. En ese lugar optamos por dejar el glaciar y rodearlo por el Oeste. Descansamos media hora junto al hielo, comimos unas pasas de uva y continuamos en forma lenta hasta un collado a 6350 metros Desde allí teníamos la visión completa de la cumbre Principal y Oeste y el plateau que hay por debajo de ellas, a mas de 6400 metros.
Luego de charlar un rato decidimos que mientras Marcelo, Claudio y Rolando bajaban, Marcos y yo continuaríamos hacia la cumbre Oeste para tratar de lograr el primer ascenso del virgen pico de 6775 metros. Eran las 13.30 horas y estábamos a 6500 metros. La cumbre Oeste (Gendarmería Nacional) es una pirámide de filos angulosos de roca oscura con algunos neveros. Avanzamos por un filo de poca inclinación rodeando el plateau y nos montamos al filo de la pirámide.
Cada vez que miraba hacia la cumbre creía verla al alcance de la mano pero nunca la alcanzábamos. En un momento Marcos me grita que había llegado, entonces con el resto de fuerzas que me quedaba logré avanzar por un nevé inclinado clavando las puntas de las botas. Cuando llegué en realidad no era la cima sino un corto filo cumbrero que todavía nos llevaría unos minutos recorrer.
Finalmente llegamos a una roca que parecía la más alta y nos sentamos en ella. Eran las 15.30 horas La cumbre era un caos de rocas enormes con algo de nieve entre ellas.
Nos sacamos las fotos de rigor y escribí en el libro de cumbre que llevábamos que habíamos logrado el primer ascenso de la cumbre Oeste, a la cual Jaime Suárez había nominado Gendarmería Nacional, también relaté que había poco viento y la nubosidad era escasa y por último nombre a cada uno de nuestros compañeros de expedición. Luego guardé el libro azul con una portada que dice MONTE PISSIS 68º 51’ W 27º 47’ S ARGENTINA y una bandera argentina en una caja de plástico estanco y la llevé hasta una roca que era mínimamente mas alta que la que estábamos. Quedó dentro de un agujero eólico tapada con una piedra para que no se vuele.
Una vez más miramos a nuestro alrededor, observamos la cumbre principal un poco sobre nosotros y nos hipnotizó el cráter abierto del volcán de 6002 metros que veíamos tan por debajo nuestro. Nos rodeaban tantas cumbres elevadas y sin ascenso que no hubiésemos podido elegir un objetivo en ese momento. Sacamos unas fotos mas hacia el Este y dimos una última mirada hacia la pared sur del Tres Cruces (6749 metros).
Sin pensarlo estábamos bajando. Cuando llegamos al col donde habíamos parado en el ascenso nos detuvimos a descansar y recién allí hablamos de la apertura de la ruta y el ascenso a la cumbre. Continuamos hacia el glaciar y recuperamos la mochila que habíamos dejado detrás de unas rocas. Al llegar al hielo Marcos me dice “mirá ahí vienen veinte tipos subiendo’’. Yo miré el glaciar pero no vi a nadie. Al rato me dijo que los tipos no se movían así que debían ser piedras.
Llegamos al campamento al borde de nuestras fuerzas a las 19.30 horas cuando ya oscurecía. Poco antes de llegar a la carpa encontré la cruz que había fabricado Claudio para la cumbre y la habíamos perdido en la subida. La noche fue larga y fría y el agotamiento se hizo sentir.
El 12 de noviembre desarmamos el campamento II y comenzamos el descenso. El paso por el glaciar era lento pero cada vez más firme a medida que bajábamos. Al llegar al campo 1 encontramos a Rolando descansando, ya que había descendido la tarde anterior, luego de ayudar junto con Claudio a bajar a Marcelo que estaba afectado por la altura, le contamos nuestro ascenso y nos confirmó su intención de partir durante la noche hacia la cumbre Principal o Central. Quedamos en comunicarnos por el handy y partimos, luego de una hora, hacia el base, donde llegamos exhaustos tres horas más tarde.

El primer ascenso argentino a la cubre CAM.

Durante la noche, a las 22.30 Rolando partió por el glaciar. Ascendió esquivando las grietas hasta aproximadamente 6000 metros cerca de donde estaba el campo 2, arribando allí a las 02.30 horas. Se detuvo a tomar té y luego de un prolongado y frío descanso continuó su camino. Su paso era mucho más firme y la noche clara lo hizo avanzar cada vez más rápido. Tuvo una amplia visión del glaciar resplandeciendo a la luz de la luna y a medida que pasaba el tiempo sus pensamientos se hicieron cada vez más reales. Creyó que una mujer lo acompañaba y varias veces hablaron. El efecto de la altura y la soledad influían en sus visiones. Las horas transcurrieron y llegó al promontorio que habíamos rodeado por el Oeste, pero en ese momento optó por rodearlo por el oriente, buscando alcanzar el filo que veía encima suyo. Luego de su travesía accedió al portezuelo entre las cumbres Central y Principal. Ya no tuvo dudas y continuó hacia la cumbre CAM.
Ascendió en dirección Oeste y llegó al filo cumbrero. La pendiente se inclinaba y el paso en el acarreo era cada vez menos firme. El cansancio se hacía sentir y la falta de oxígeno también. Unos pasos más y el filo se bifurcaba. Tomó el brazo ascendente y desde allí vio la cumbre. Un clavo de roca con un cordino blanco marcaba la cima y desde ese punto pudo ver el glaciar occidental. Eran las 10.30 horas cuando llegó al punto más alto. Leyó los testimonios que encontró y colocó la cruz que lleváramos con nuestros nombres. Tomó varias fotos y observó todo el desierto de Atacama desde su cumbre. Rápidamente guardó todo y se lanzó hacia abajo. Por error, trajo consigo el libro de cumbre que subiera Gregory Horne en 1995 y que reseña todos los ascensos. Gracias a ese desliz pudimos estudiar pormenorizadamente todos los ascensos hasta 1997 y reconstruir la historia del Pissis.
El día 14 finalmente nos reunimos todos en el campo base y festejamos largamente los ascensos. Durante la tarde construimos una pirca de dos metros y colocamos sobre ella un bastón de sky, y entre sus piedras una botella con nuestros nombres y nuestra voluntad de que se recuerde a nuestro campamento como Mar del Plata. Esa noche a las 22.30 horas Christian Reynoso, acompañado por Cirilo Arancibia, llegó al campamento para iniciar la retirada. Llegamos a Fiambalá en la madrugada calurosa de ese día.”
Luego de esta expedición los siguientes grupos que accedieron al Pissis lo hicieron por la ruta argentina y utilizando el nuevo campamento como campo base.

CAPITULO VII
NUEVOS ASCENSOS


El primer ascenso de la cumbre Ejército Argentino.

El primer ascenso de la cumbre Este se dio en el marco de una expedición organizada por el profesor Vicente Cichitti en enero de 1983.
El 13 de enero Pablo Ojeda y Bonnina Del Campo hollan por primera vez la cumbre Este del Pissis. En ese momento deciden bautizar el pico, con el nombre de Vicente Cichitti, en homenaje al explorador y jefe de expedición. El testimonio dejado por Ojeda será encontrado tiempo después por Louis Glausser, mientras que el nombre caerá en el olvido frente al de Ejército Argentino que le impondrá la expedición de Jaime Suárez 11 años después.

segundo ascenso a la cumbre principal

La segunda ascensión a la cumbre principal fue protagonizada por Johan Reinhard en 1985, en el marco de la Expedición “Condorito”. El norteamericano junto con el suizo Louis Glausser escaló desde la base de la cumbre Ejército Argentino, luego de haber realizado la aproximación desde el valle de Chaschuil. La ruta seguida fue novedosa y cruza en travesía NE SO la ladera Norte atravesando la parte superior del Glaciar de los Argentinos. Al hollar la cumbre el 20 enero de 1985 dejará su testimonio escrito en un pequeño papel.

La cumbre Este acapara el interés.
Reihard, maravillado con la región, organiza en 1986 una gran expedición a la zona sur del Pissis.
La expedición montó el campamento al sur de la cumbre Ejército Argentino y, el 7 de febrero D Arcangeli, González, Moyano y Olivares logran su segundo ascenso. La ruta seguida fue similar a la de los mendocinos de 1983. El 9 de febrero de 1986, Louis Glausser solo, recorre la misma ruta hasta la cumbre Este, recogiendo el testimonio de 1983, que había sido dejado allí el equipo que ascendiera anteriormente. Luego de recorrer la cumbre decide realizar la travesía entre la cumbre en que se hallaba y la cumbre UPAME, logrando su primer ascenso.
En 1988 una Expedición de Tolouse (Francia) llega a Fiambalá y encuentra en el novel club andino la información necesaria para el ascenso al Monte Pissis.
Jonson Reynoso coordina el transporte en mulares y el grupo fiambaleño se encolumna tras Alain Delclaud, líder de los galos. Los catamarqueños realizan la aproximación caminando y establecen por primera vez el campamento base, llamado actualmente Fiambalá, al norte de la cumbre Ejército Argentino. El intento es sobre la cumbre Este, ya que no tienen dudas de su supremacía. La tradición y la vista así lo indican.
Los franceses hollan la cumbre, logrando el primer ascenso de la ruta Noreste a la cumbre Este. Al otro día los catamarqueños también logran la cumbre.
El primero en explorar el acceso sur había sido Vicente Cichitti, publicando un croquis esquemático de la zona. En los 90 el acceso a las fotos satelitales era simple y el grupo italiano Aguile di San Martino de Castrozza organiza la Expedición “Argentina 90”. El jefe de la misma fue Luciano Gadenz. El día 17 de enero establecieron el campamento base en la zona de la Caldera del Inca Pillo, logrando el tercer ascenso del gran volcán el 21. La ruta italiana por el sur, es el recorrido de mayor compromiso en todo el Pissis. Hallaron en la cumbre la pirca de Reinhard y en su interior el testimonio que ya tenía cinco años.
Philipe Reuter dirigió el proyecto Sky Top Ten que consistió en escalar y descender esquiando los 10 volcanes mas altos del mundo. En ese marco ascendió la ruta este y finalmente el 26 de marzo de 1991 pisó la cumbre protagonizando el primer descenso en skies desde una de las cumbres del Pissis.

Exploraciones de Jaime Suárez en el final del Altiplano

La cumbre Este seguía eclipsando la atención de cualquier aventurero que se animara al coloso. La creencia de su supremacía se afianzaba ante la falta absoluta de bibliografía y cartografía adecuada. En éste escenario aparece en escena Jaime Suárez González. En 1994 en el mes de noviembre, programa una expedición donde participan integrantes civiles y militares y cuentan con la presencia de montañistas españoles.
Siguen la ruta noreste al igual que Reuter, montando dos campamentos. Desde el último deciden asaltar la cumbre Este, la cual consideraban la mas alta. Partieron el 18 de noviembre de 1994 cruzando un gran nevero que cae al nordeste del pico y luego fueron ganando la cara noroeste. Ascienden por el empinado espolón que baja al glaciar de los Argentinos entre grandes bloques, alcanzando la cumbre, estableciendo así una variante para el final de la vía noreste. A su regreso Suárez será el primero en publicar la supremacía de la cumbre CAM frente a la Ejército Argentino. Ese mismo año el Instituto Geográfico Militar Argentino publica nuevas cartas con nuevas mediciones precisas, donde da por concluido la discusión sobre la supremacía de una cumbre sobre otra.
Publicado el informe de Jaime Suárez el 28 de noviembre de 1994 María del Carmen Peña Monroy dirigió una expedición que intentó la cumbre el 22 de diciembre de 1994.

El astrónomo y alpinista británico Sverre Aarseth, ingresó a la Argentina, proveniente de Chile por el paso del Valle Ancho Norte. El montañista decidió intentar el primer ascenso del Hombro del Pissis, consiguiéndolo el día 25 de diciembre de 1994.
El 27 de diciembre de 1994 prosiguió su travesía de la cara norte luego de una fuerte tormenta eléctrica. Alcanzó la cumbre, logrando así el cuarto ascenso de la principal.

En 1995 Gregory Horne de Canadá, repite la ruta polaca llegando a la cumbre principal el 25 de marzo de ese año. Greg deja en esa oportunidad un pequeño libro de cumbre dentro de un tubo negro con la bandera de Canadá. Seguramente el mismo año Bob Villarreal asciende el Pissis IV por la misma ruta.
Finalizado el verano austral, en noviembre de 1996 el escocés John Biggar lidera su expedición por la ruta de Reinhard. Arribaron a la cumbre el 10 de noviembre de 1996.
Durante la misma temporada pero en el mes de febrero, Stu Richie y Kent Pierce, durante la concreción del proyecto de escalar las tres más altas cumbres americanas, escalan el 25 del mismo mes el Pissis, habiendo ascendido previamente el Aconcagua y el Ojos del Saldo.
En diciembre de 1997 un grupo español escalan la cumbre Ejército Argentino por la ruta Este y durante el verano austral de 1998 Alex Von Gotz dirige una expedición a la cumbre UPAME.
CAPÍTULO VI
EL SIGNO DEL VENCEDOR. LOS POLACOS ERIGEN EL HITO DE LA CUMBRE.

Antecedentes.


Si bien los primeros en identificar al gran nevado fueron las culturas atacameñas, no ascendieron su cumbre y no se han hallado rastros de actividades en sus inmediaciones.
Los vestigios arqueológicos más cercanos son el tambo de la Laguna Celeste y el depósito de leña de la cumbre del Inca del Mar (5135 metros).
Las comisiones de límites que operaron en la zona hacia fines del siglo XIX y principios del XX ascendieron el Cerro Vidal Gormaz y el Dos Hermanas e identificaron con su actual denominación al Pissis, pero la exploración no los llevó a sus laderas.
Las caravanas de arrieros y contrabandistas pasaban o más al sur por Pircas Negras y Come Caballos o más al norte por el paso de los Patos o Tres Quebradas.
La primera expedición deportiva que transitó la zona vino de Europa y fue el complemento de otra primera exitosa, que había recorrido otra zona de la cordillera.

Segunda Expedición Polaca a los Andes.


En 1937 la segunda expedición polaca a los Andes recorrió la Cuenca de la Salina de la Laguna Verde con el objetivo de coronar las más altas cumbres americanas aún sin hollar. El éxito obtenido en 1934 por la primera expedición que había logrado el primer ascenso del Mercedario (6770 metros) y la apertura de la ruta del Glaciar de los Polacos en el Aconcagua, motivó la organización de la segunda expedición de los centroeuropeos.
Llegaron a Buenos Aires en la primer quincena de octubre de 1936, utilizando esta primera etapa en la capital para recabar información precisa sobre la zona que alberga mayor cantidad de montañas de más de 6500 metros en los Andes.
Con el auspicio del Touring Club Argentino la expedición viajó hasta Tinogasta en la provincia de La Rioja. La documentación que poseían era escasa, el libro Puna de Atacama de 1933 de Walter Penck, un mapa del IGM en escala 1:500.000 muy poco preciso, otro de Sud América de la American Geographical Society en escala 1:1.000.000, cartas de las comisiones de límites de principio de siglo y dos croquis a mano basados en cartas chilenas de 1:500.000 y 1:250.000.
En Tinogasta organizaron la caravana de 25 mulas con cuatro arrieros y estuvieron prontos a partir a fines de diciembre de 1936. El camino escogido fue el único existente en la época, siendo el utilizado por las caravanas que cruzaban a Chile con mercadería. Partiendo de Tinogasta se llegaba casi al poblado de Anillaco y se remontaba la quebrada de la Troya (dirección oeste). Luego de cruzar la Sierra de Narváez se transitaba por el valle de Chaschuil hasta el río Cazadero ingresando por su valle. La huella continuaba por los parajes conocidos como Tambería y Nacimiento cruzando por el alto Portillo para llegar a la zona de Tres Quebradas al norte de la Laguna del mismo nombre.
El viaje de los polacos demandó 8 días de dura actividad, llegando según su descripción bastante cansados al lugar establecido para el campamento base.

Campamento base en Tres Quebradas.

Establecida la expedición en el paraje conocido como Tres Quebradas, a más de 4200 metros, comenzaron los preparativos para la aclimatación. El lugar era el indicado ya que había agua potable, pasto y leña. El campamento quedó establecido con una carpa común para la actividad diaria y para los alpinistas y otras pequeñas para alojamiento para los arrieros. El jefe de la expedición era Justin Wojszniss con experiencia en el Cáucaso, Witold Pariski, médico y encargado de la meteorología, Jan Szczepanski a cargo de la crónica y el ingeniero Stefan Osiecki, que con experiencia andina por haber participado en la primera expedición era el encargado de la logística y organización general.
Osiecki aclimató rápidamente, mientras el resto del grupo sintió la rigurosidad de la altura y las condiciones del desierto alto andino. Pese a esto el 17 de enero el grupo estuvo listo para ascender el primer seismil: el fronterizo Patos de 6220 metros.
Luego del primer éxito se decidió atacar el nevado de mayor envergadura: el Pissis. La visión desde Tres Quebradas no hizo dudar a los polacos, como si dudaron las expediciones de los 80 sobre cual es la cumbre principal del macizo.
Desde el punto del campo base se observa el perfil del Pissis recortándose la cumbre este (Ejército Argentino), la UPAME, la principal y el Pissis IV. Aparecen mimetizadas la cumbre Gendarmería Nacional y la Samoré. Los andinistas que continuaron la exploración de la zona e ingresaron por el sur de Valle Ancho tuvieron la visión de la cumbre Ejército Argentino en primer plano por lo que se suscitó la controversia sobre cual era la de mayor altura. Hay que aclarar que la diferencia entre ambas cumbres es de apenas 7 metros, realmente imperceptible a tanta distancia, e incluso desde ambas cumbres es muy difícil establecer cual es la mayor. Años después con la publicación de la nueva cartografía del IGM argentino la disputa se resolvió, dando la posición de los polacos como válida. Incluso surge de la carta 1:100.00 que la cumbre UPAME es levemente superior a la Ejército Argentino.
Sobre la base de la visión que tenían los europeos nominaron a las cumbres del Pissis como I, II, III (principal) y IV.
El plan era seguir la quebrada central de las tres quebradas que llegaba a la parte central de Valle Ancho. Pese a que era seca y carecía de pasto y leña, la provisión de ésta última se hizo a mula y ya en el valle ancho las bestias se encargarían de encontrar su alimento. El 24 de enero partieron y luego de establecer el campamento, una fuerte nevada dejó trunco el primer intento. Volvieron a Tres Quebradas y allí se decidió que el grupo se dividiría en dos: Osiecki y Szczepanski volverían al Pissis y Wojszniss con Pariski recorrerían el valle al este del Portillo. Los jefes de cordada serían Osiecki y el jefe de la expedición respectivamente. La división de los grupos se hizo teniendo en cuenta colocar los dos mas experimentados a la cabeza, pero tanto uno como otro tenían detrás de sí a jóvenes con mas fuerza física. Luego de culminar los ascensos, veremos a un Szczepanski insistiendo para continuar por la cresta cumbrera del Pissis y a un Pariski ascendiendo en solitario al Tres Cruces Sur, luego de haber escalado la cumbre Central, considerada mas alta desde el col por él mismo y Osiecki. El hecho de tener cordadas tan complementadas les permitió, junto con un sinnúmero de aciertos, lograr todos los objetivos propuestos al llegar a la zona.

La ruta a la cumbre.

Finalmente el 3 de febrero parte la cordada del Pissis. En un día a mula llegan al campamento anterior, ubicado a 4300 metros en Valle Ancho. Al otro día, 5 de febrero, junto con los animales trepan hasta los 5300 metros, siguiendo el cauce de un arroyo de deshielo, que desciende directamente al norte del Pissis y que desemboca en el río del Valle Ancho en el punto del campamento. Allí se establece el primer campamento de altura. Prosiguen la escalada por la ladera norte buscando el filo nor noreste. Una vez en él escalan, como describe Szczepanski, entre grandes bloques y también torrecillas y establecen otro campamento sobre los 5900 metros. Al otro día 7 de febrero de 1937, parten temprano del campamento, luego de una noche a mucha altura. Continúan la escalada por el filo. Szczepanski describe la ruta como una travesía fantástica rodeada por ambos lados (norte y este) por glaciares. Esta descripción es clara para determinar la ruta seguida, el hecho que ven glaciares tanto al este (glaciar de los argentinos) como al norte (glaciar Oeste del Pissis) determina que están en un punto del filo nor noreste en el que están rodeados por el norte (y oeste) por el glaciar occidental y lógicamente observan el glaciar de los argentinos sobre la ladera norte del nevado. A unos 6500 o 6600 metros los escaladores se separan, eligiendo Osiecki una ruta que asciende primero al Pissis IV (cumbre ubicada al oeste sur oeste de la principal), según el cronista “especie de prominencia situada en un pico secundario”. Szczepanski escala directo a la cumbre principal y llega antes que su compañero al punto culminante.
De acuerdo al relato de Szczepanski en ese momento le plantea al jefe de la cordada recorrer todo el filo cumbrero hasta el Pissis I (Ejército Argentino) el cual describe como muy rocoso y empinado pero no muy difícil de escalar. Pero Osiecki como jefe y debido a su mayor experiencia andina ordena de inmediato la retirada sobre el camino de ascenso hacia el campamento.
En la cumbre erigen un hito de roca dejando allí una lata con sus nombres y fecha. Osiecki no dejó testimonio en la prominencia subida con anterioridad.
El mismo “signo del vencedor” que habían elegido para el Mercedario en 1934, ahora lo erigían en el Pissis, y lo seguirían haciendo en las próximas cumbres que escalarían.
Durante el descenso descubren la Laguna Negra, bautizándola así por el color de sus aguas. El hecho del descubrimiento hace inferir que seguramente bajan por la ladera norte, más suave que el filo, ya que evidentemente la visión es diferente que en el ascenso.
Descienden hasta el campamento de 5300 metros, y allí esperan un día a que lleguen las mulas.
El camino de regreso lo hacen por la Laguna Negra, donde aprovechan para explorarla. Osiecki describe el paraje como un rincón de especial belleza, poblado únicamente por bandadas de flamencos rosados.
Al regresar al campamento de Tres Quebradas se encontrará nuevamente toda la expedición y luego de los festejos por la obtención de las cumbres del Pissis y Nacimiento proseguirán con la exploración de los más altos cerros de ésta región.

CAPÍTULO V
PISSIS. LA MÁGNÍFICA CUMBRE NEVADA DEL DESIERTO


Sin dudas junto con el Tres Cruces Sur es una de las montañas más bellas de la cuenca de la Salina de la Laguna Verde. El Monte Pissis, fue visitado en escasas oportunidades hasta 1994. Poca información y en algunos casos errónea, junto con una aproximación de mas de 100 kilómetros a través de la inhóspita Puna de Atacama lo mantuvieron dentro de un halo de inexplorado hasta épocas recientes.

Ubicación:

Ubicado en la zona atacameña de Argentina, se ubica enteramente en territorio de este país.
Políticamente se halla en el límite entre las provincias de Catamarca y La Rioja.
Se accede desde el norte desde la localidad de Fiambalá por la ruta asfaltada al paso de San Francisco (ruta 60) y luego por la quebrada de La Copia, pasando por la depresión de la laguna de los Aparejos y atravesando el Valle Ancho.
Su acceso sur es complicado y luego de transitar el camino al paso de Pircas Negras se recorre la Quebrada del Río del Medio y se atraviesa la cuenca del gran cráter del Inca Pillo.
Su cara norte, englaciada en su mayor parte, es la visión mas difundida del monte y su belleza sobresale en el desierto norteño. La cara sur, de salvaje aspecto, está surcada por un glaciar encajonado entre oscuros espolones. La cara oeste es la cara oculta del Pissis, solo fue recorrida la zona por una sola expedición en 1994 (mexicanos) y no posee ninguna ruta que culmine en la cumbre principal. El aspecto de la ladera olvidada es glaciar y entre los 5600 y 5900 metros existe un campo de hielo casi plano de más de 40 kilómetros cuadrados de extensión.
Las coordenadas de la cumbre principal son S 27º 45 16,7 W 68º 47 56,34 y la altura 6795 metros según SRTM.

La altura. Un tema controvertido:

La cartografía oficial argentina compilada en 1962 y vigente hasta la década de 1990 señalaba una altura de 6779 metros. Las fuentes utilizadas por el Instituto Geográfico Militar fueron las hojas de la Dirección Nacional de Geología y Minería a escala 1:500.000, del año 1959, el reconocimiento de la Dirección Nacional de Geología y Minería a escala 1:500.000, del año 1962, el mapa de la provincia de Catamarca, Subsecretaría de asuntos técnicos, a escala 1:500.000 del año 1952 y la Carta Preliminar del Instituto Geográfico Militar de Chile, a escala 1:250.000 del año 1954. Todas las fuentes señaladas estaban basadas en las medidas tomadas por el ingeniero geógrafo e hidráulico chileno Luis Riso Patrón, y publicadas en su obra de principio del siglo XX sobre Geografía Chilena.

Actualmente las alturas brindadas por SRTM (Shuttle Radar Topography Misión) son las más confiables y no coinciden con las oficiales del IGM argentino en la zona del Pissis. Vale aclarar que en otras áreas concuerdan plenamente con las brindadas por el órgano oficial de Argentina.
La información topográfica SRTM está basada en imágenes obtenidas por el Trasbordador Espacial Endeavour, que despegó el 11 de febrero de 2000. La misión fue diseñada para recoger datos tridimensionales de la superficie terrestre para cual se añadió un mástil de 60 metros de largo, una antena adicional de radar y otros sistemas de navegación más precisos. Esta misión es un proyecto de la NASA, la Agencia Geoespacial de los Estados Unidos, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, y las agencias espaciales de Alemania e Italia. La misión esta coordinada por la Dirección del Programa de Ciencias Terrestres de la NASA, localizado en Washington D.C.
Las medidas según SRTM de las cumbres del Pissis son

1. Cumbre Este (Ejército Argentino) 6788 metros
2. Cumbre Pissis II (UPAME) 6786 metros
3. Cumbre Central (Samoré) 6685 metros
4. Principal (CAM) 6795 metros
5. Oeste (Gendarmería Ncial.) 6675 metros
6. Pissis IV 6747 metros

(Datos obtenidos de Janne Corax 2006 y Vicente Marino 2006)

En noviembre de 2005, para corroborar las alturas SRTM y brindar mayor claridad a la medida de la altura de la cumbre principal, el austriaco Peter Schön escaló el Pissis junto con el belga Andy Debakker, para realizar in situ la medición, llevando hasta la cumbre un Trimble DGPS, con el fin de poder limitar al máximo el error posible. Las alturas tomadas, luego de sus correcciones arrojaron 6795 metros. El error puede ser + / - 10 metros sin embargo, 6795 metros está de acuerdo con los datos de SRTM que indica una medida ligeramente superior a 6793.
A fin de explicar de una manera simplificada la tecnología utilizada, podemos diferenciar por un lado el método llamado absoluto que es el utilizado por los navegadores más sencillos, donde el GPS se encarga de sintonizar la señal de cada satélite, ajustar su reloj, computar las distancias y calcular la posición obteniendo una precisión planimétrica entre 7 m y 25 m (sin Disposición Selectiva), dependiendo de la geometría de la constelación y de la calidad con que llegue la señal.
Por otro lado el método diferencial (DGPS) consiste en la utilización de un receptor móvil y una estación (o estaciones) de referencia sobre coordenadas conocidas. La idea básica para comprender el fundamento del DGPS es la utilización de receptores sobre puntos de coordenadas muy bien conocidas; estos receptores (llamados estaciones de referencia), leen en todo momento las posiciones reportadas por sus observaciones GPS y las comparan con las posiciones teóricas de sus coordenadas conocidas. En tiempo real, las estaciones de referencia transmiten las correcciones a realizar a los receptores del usuario, que también está leyendo directamente la señal GPS y que instantáneamente toma dichas correcciones y las aplica a sus medidas, con lo cual se mejora notablemente la precisión del sistema.

La segunda altura de occidente: Pissis versus Ojos del Salado

Un controvertido tema que lleva más de 20 años es la supremacía de uno sobre otro, y reemplazó la vieja disputa Aconcagua – Ojos del Salado que completó varias páginas de la historia de los altos Andes desde la década de 1950, hasta que fue irrefutable la mayor altura del gigante mendocino.
La discusión sobre el reinado de los Andes de Atacama y el segundo lugar entre las cumbres de occidente surge luego del ascenso de Johan Reinhard a ambos cerros. En esa oportunidad el antropólogo norteamericano, signó al Pissis como segunda cumbre americana, obteniendo una altura para el Pissis de 6954 metros frente a los 6885 del Ojos del Salado. Sus expediciones se desarrollaron en 1982 y 1985 y publicó sus conclusiones en la revista South American Explorer Nº 26 en 1990.
La posición de Reinhard se vio fortalecida en 1994 con la publicación de la nueva cartografía oficial argentina aún vigente con una altura de 6882 metros para el Pissis y 6864 (Hoja escala 1:250.000 Fiambalá) y 6879 (Hoja escala 1:100.000 Ojos del Salado) para el Ojos del Salado.
Con mayor precisión en las mediadas, y con el marco que le dio Reinhard con su idea de organizar un listado de las cumbres mas altas de occidente, en la prestigiosa publicación del Club Andino Bariloche, Anuario de 1992, Marcelo Scanu publicó una lista de las 13 montañas mas altas de América, siguiendo el mismo criterio de la primera lista publicada por el norteamericano dos años antes. En esa lista, que sin dudas fue la más difundida, las alturas señaladas eran las oficiales argentinas de 6882 para el Pissis y 6864 para el Ojos del Salado.
Si bien para la cartografía argentina el tema estaba superado, la cartografía chilena le asigna 6893 metros al Ojos del Salado, por lo cual si se siguen esos datos superaría en 11 metros al Pissis. Biggar, al igual que la mayoría de los autores que abordó el tema optó por tomar las medidas argentinas por estar incluidas en una misma hoja (Fiambalá, escala 1:250.000).
La situación cambió desde que fueron conocidas las alturas indicadas por SRTM que señalan 6893 para el Ojos del Salado y 6795 para el Pissis. El tema fue abordado por Jonathan de Ferranti aceptando las alturas SRTM como válidas y confirmándolo luego del ascenso de John Biggar en 2005 a ambos montes tomando alturas con GPS similares a las indicadas.
Como conclusión se podría afirmar que el Ojos del Salado seguramente alcanza los 6893 e incluso mas, ya que estudios serios como el de Francesco Santón de la Universidad de Padua arrojó 6900 metros, en cambio el Pissis alcanzaría los 6795 metros avalado incluso por lecturas precisas con DGPS.

CAPÍTULO IV
LOS 6000 DE LOS ANDES DE ATACAMA.

Altas cumbres superiores a 6000 metros.


Si bien se ha discutido bastante el criterio para catalogar las cumbres y determinar cuales son las principales de las secundarias, ya hemos abordado el tema en el capítulo anterior.
Solo a modo de introducción señalaremos que para el catálogo de cumbres superiores a 6000 metros de los Andes de Atacama hemos incluido las principales y las subsidiarias, no así los picos secundarios.
El fundamento se da, sobre todo en la Puna, en el hecho que en gran cantidad de casos, hay cumbres que no llegan a los 400 metros de desnivel respecto al col más alto que la une con la principal, pero se encuentran a kilómetros de la montaña independiente. Por ejemplo el Bonete Grande está a 14,04 kilómetros del Reclus, su teórico principal, la cumbre media del Pissis se encuentra a 7,02 kilómetros del punto más alto del volcán y el Pioneros a 8,67 kilómetros del Bonete. Otro caso es el Tres Cruces Norte que se halla a 7,25 kilómetros de la cumbre principal del macizo

Cumbres Principales:
Se aplica lo expresado anteriormente. El criterio utilizado es el británico de la caída o como Biggar lo expresa “el reascenso de la montaña” (re ascent).
La medida utilizada es 400 metros, y la lista esta confeccionada con un criterio restrictivo y deja afuera a cualquier cerro que no llegue a los exactos 400 metros de desnivel.

Cumbres Subsidiarias:
Cumbre satélite o subsidiaria es aquella que con identidad propia y con un nuevo elemento a tener en cuenta: que esté apartada del macizo principal, posee identidad distinta.
En éste caso la exigencia de desnivel será mayor a 200 metros.
La cumbre subsidiaria es una montaña distinta a la principal, con identidad propia, pero topográficamente unida a la principal por la carencia de un elemento necesario para su independencia: el desnivel mayor a 400 metros.
Además las cumbres subsidiarias no forma parte del “cuerpo de la montaña” y son reconocidas con nombres distintos a las principales. Por ejemplo Laudo (de la Sierra Nevada), Olmedo (del Walter Penck), Pillán (del Pissis), Pioneros (del Bonete) y en otras regiones de los Andes Sarapo (del Siula Grande), Colquecruz (del Jatunriti), etc.
El hecho de ser subsidiarias no implica la perdida de identidad sino la “unión” a la principal.

Cumbres Secundarias:
Son secundarias aquellas cumbres que pertenezca al “cuerpo de la montaña” y se perfilen en el filo cumbrero.
Además deberán tener un desnivel significativo o un reconocimiento histórico como tales.
Con respecto a las cumbres secundarias no se puede hablar de un desnivel mínimo o máximo, existiendo un abanico amplio desde los 38 metros de la cumbre sur del Aconcagua a los 345 de la cumbre UPAME en el Pissis.
Sobre lo que no hay lugar a dudas es que todas las consideradas cumbres secundarias pertenecen al “cuerpo de la montaña”.
Vale aclarar que no son consideradas secundarias los picos que se encuentran en el camino necesario a la cumbre.

CAPÍTULO III
LOS 6500 DE LOS ANDES

Las montañas más altas de América.


Como “muy polémico” describían varios autores, entre ellos Marcelo Scanu (Anuario Club Andino Bariloche 1992) el tema de los puntos mas altos de América. En aquella oportunidad un rayo de luz parecía aclarar la oscuridad con nuevos relevamientos siguiendo técnicas de aerofotografía y fotogrametría del Instituto Geográfico Militar Argentino.
El autor esbozó una lista de 13 seismilquinientos principales desechando las cimas secundarias en concordancia con el método aplicado a los ochomiles en Asia.
Sin dudas fue uno de los primeros listados analizados pormenorizadamente junto con el de Reinhard, ya que los anteriores incluían errores que iban desde cumbres inexistentes a graves errores de altitud, figurando así el Volcán Galán con 6600 metros o el Nevado de Cachi con 6720 cuando en realidad alcanzan los 5912 y 6380 respectivamente. Otra gran confusión generaban las cumbres secundarias como el caso del Lincancaur (del Llullaillaco) con 6620 metros o cerros que se repetían como el Walter Penck llamado en ocasiones Nevado Gonzáles figurando ambas denominaciones paralelamente en los listados e incluso con alturas diferentes.
Para 1992 de los 13 seismilquinientos escrutados el Pissis, el Bonete, el Tres Cruces y el Walter Penck aún permanecían cubiertos de un halo de misterio, no contando con ascensos argentinos y con ningún informe pormenorizado de su estructura.
Todos ellos comparten la particularidad junto con el Ojos del Salado, de ser volcanes compuestos cuya principal característica es la existencia de varias cumbres y de cráteres superpuestos, generando así grandes inconvenientes para la correcta definición de su estructura y generando controversias sobre su altitud al medir una u otra cumbre.
La exploración efectuada a partir de 1994 encabezada por Jaime Suárez y continuada por el canadiense Greg Horne, el francés Philippe Reuter y grupos de Salta, Mar del Plata y Mendoza principalmente fueron esbozando la estructura de los grandes volcanes. Se lograron varios primeros ascensos a cumbres secundarias y se describieron pormenorizadamente las cimas observadas.
El escocés John Biggar fue el precursor en el estudio de una regla general para catalogar con criterio restrictivo las cumbres de 6500. En noviembre de 1996 publica en su obra The High Andes un listado siguiendo el criterio británico de la caída o como el mismo lo denomina “el reascenso de la montaña” (re ascent). La medida utilizada es 400 metros, y la lista deja afuera a cualquier cerro que no llegue a los exactos 400 metros de desnivel desde el col mas alto, pero incluye al Tres Cruces Central y al Huascarán Norte ya que ambos poseen mas de 600 metros de reascenso.
Jonathan de Ferranti avanza en el estudio y desarrolla la teoría de la prominencia consignando como principales a los mismos 15 picos que Biggar.
Para completar la problemática existen otros dos puntos de más de 6500 metros separados del cuerpo principal de la montaña y en ningún caso considerados cimas secundarías, que por ambos criterios no constituyen cumbres principales. Son los casos del ATA o Arianos (6510) unido al Walter Penck por un col a 6300 y el Hombro del Pissis (6504) separado del macizo por un alto collado a 6250 metros.

La catalogalización:


El problema de catalogar los picos principales de una cordillera o cadena montañosa ha dado lugar en todos los casos al interrogante de porque esas cimas y no otras, pese a ello han encontrado los fundamentos y han visto la luz listas necesarias para el montañismo como los 14 ochomiles principales del Himalaya, las Siete Cimas (cumbre de cada continente), los cuatro miles de los Alpes, los tres miles del Pirineo o los catorce miles (en pies) del Colorado americano.
Los criterios utilizados han sido diversos y en muchas oportunidades se han encontrado en forma intuitiva, concluyendo que muchas veces las listas se conforman con el consenso de expertos, pero sin responder a una estricta lógica científica.
Pese a esto muy pocos catálogos de cimas solo se basan en el consenso de expertos y se exige además del requisito obvio de una altitud mínima prefijada, una combinación de criterios técnicos.
En los Andes quizá aún estemos en la etapa de búsqueda de un criterio suficiente para agrupar en solo una lista a la cadena montañosa más extensa del mundo donde conviven diversos tipos de montañas tan disímiles como bloques elevados, estratovolcanes y volcanes compuestos.
Intentando superar las obvias dificultades en éste trabajo intentamos realizar una lista de las cumbres más altas de América superiores a 6500 metros, atendiendo a las realidades descriptas y respetando un criterio lógico de no separar cumbres que pertenecen a un solo macizo.

La Lista.

Por consenso para América se optó por incluir los macizos principales superiores a 6500, dejando de lado la solución aplicada a los ochomiles de contabilizar las cumbres principales.
Por consiguiente, a fin de completar la lista respetando el criterio, se incluyen las cumbres principales de cada uno de ellos (mayúscula sombreado), las subsidiarias entendidas como aquellas que pese a su individualidad pertenecen a un macizo (mayúscula) y las cimas secundarias (minúscula). El Tres Cruces Central y el Huascarán Norte son incluidos como cumbres principales dentro de los macizos correspondientes.

1 Aconcagua 6959
2 Ojos del Salado 6893
3 Pissis 6795
4 Bonete 6759
5 Tres Cruces Sur 6749
6 Huascarán Sur 6746
7 Llullaillaco 6739
8 Mercedario 6705
9 Walter Penck 6658
10 Incahuasi 6638
11 Yerupaja 6617
12 Tupungato 6570
13 Sajama 6542
CAPÍTULO II
MONTAÑISMO EN LOS ANDES DE ATACAMA.

Las expediciones pioneras y los ascensos de la década del 80.


Cronológicamente, los primeros ascensos de algunos de los cerros más altos de la región correspondieron a los incas, que los ascendieron como ya explicáramos por motivos religiosos entre 1480 y 1530. Luego las cumbres permanecieron en absoluta soledad por mas de tres siglos hasta que comenzó lo exploración moderna. Las cumbres del Llullaillaco y del Incahuasi y las laderas o cumbre del Mercedario fueron el punto más alto alcanzado por el hombre hasta que W. Grahan escalara hasta los 6900 metros en el Dunagiri en 1883.
Haciendo una rápida revisión de los pioneros de la zona, debemos retrotraernos a las comisiones de límites argentina y chilena de principios del siglo XX. Las nombradas levantaron croquis de los cordones fronterizos y escalaron algunos nevados de más de 5000 metros.
Luego los científicos – exploradores, entre los cuales los alemanes Walter Penck y Federico Reichert encarnan la máxima expresión, recorren los valles en distintas campañas geológicas. Los mayores logros de Penck fueron los primeros ascensos del Incahuasi (6638 m), San Francisco (6018 m) y quizá el Peñas Azules (5935 m).
Fritz Reichert, escala el nevado de Chañi (5895 m) e intenta el Cachi (6380 m) y Antofalla (6409 m) en 1904 y asciende el Socompa (primer ascenso moderno) e intenta el Llullaillaco (6739 m) en 1905.
Dando inicio a las expediciones exploratorias deportivas, el punto de partida es la segunda Expedición Polaca (1937) que logra los primeros ascensos del Pissis (6882 m), Ojos del Salado (6879 m), Tres Cruces Sur (6749 m), Tres Cruces Central (6630 m), Nacimiento (6436 m), Copiapó (6052 m.) y Patos (6239 m). Esta expedición completó los ascensos de la primera (1934) que había escalado el Mercedario, Ramada, Alma Negra, La Mesa y el Aconcagua. Una tercera expedición polaca fue truncada por el inicio de la guerra en 1939 pero sin dudas hubiera sido el epílogo de los ascensos exploratorios más relevantes de la región.
El Conde Aldo Bonacossa dirige en los Andes tres expediciones en 1934, 1937 y 1939, la primera se desarrolló en la zona del Aconcagua logrando su séptimo ascenso y en su marco el primero argentino, la segunda a la zona del Fitz Roy y la tercera a la región andina de la Puna realizando los primeros ascensos del Tocorpuri (5755 m) y el Pili (6046 m) y ascendiendo el Lincancabur (5916 m).
En la décadas de 1950 se logran los primeros ascensos modernos del Cachi (1950) por Pellicelli, Hoyegard y Di Pasquo, del Llullaillaco (1952) por Bión González León y Juan Harseim y del Antofalla (1954 m) por Cvitanic, Rubio y Vallmitjana.
Tras las huellas de los polacos los andinistas del Club Andino Tucumán recorrieron la zona en la década del 50 logrando importantes ascensos entre los que se destacan el primero argentino al Ojos del Salado, el segundo al Solo (6205 m) y los primeros al ATA (grupo Walter Penck, 6497 m) y Arrieros (5898 m). En 1960, Sergio Bossini, también de Tucumán, logra los primeros ascensos del Salín (6029 m) y del Pular (6233 m)
Mathias Rebitsch (Austria) junto con el matrimonio Bollinder y otros expedicionarios, dirige expediciones logrando el segundo ascenso al Ojos del Salado, el quinto al Llullaillaco (6739 m) y el segundo al Galán (5912 m). También escalan varios cincomiles de la zona del paso de San Francisco, el Aguas Calientes y Anders Bollinder logra el primer ascenso del Fraile o Incahuasi Chico (6061 m). Vicente Cichitti Marcone descubre en los 50 la ruta argentina más directa al Ojos del Salado (por el valle de Cazadero Grande) y logra el primer ascenso del Bonete (6759 m) en 1970. También recorre la zona del Pissis, obteniendo una expedición dirigida por él el primer ascenso de la cumbre este (Ejército Argentino) en 1983.
Los clubes chilenos desarrollaron una intensa exploración en la década del 60 y principios de los 70, destacándose la cordada integrada por Pedro Rosende y Sergio Kunstmann quienes logran el primer ascenso del Ermitaño y Peñas Blancas y escalan varias montañas superiores a 6000 metros.
En 1970 una expedición japonesa con los integrantes chilenos antes mencionados reclama el primer ascenso del Walter Penck y otras cumbres menores de la zona. Gastón Muga (Chile) logra en 1969 la primera del Barrancas Blancas y en 1973 el ascenso a dos o tres cumbres del macizo del Tres Cruces y asciende en primera la cumbre norte (6030 m).
En la década del 80 el antropólogo norteamericano Johan Reinhard logra los segundos ascensos del Pissis, Walter Penck (6658 m) y Bonete todos por rutas nuevas. Lleva también a cabo los primeros del Reclus (6335 m), Gemelos (6196 m) y segundo del Veladero (6436 m). Todos estos ascensos los realiza desde la cuenca de la caldera del Inca Pillo, siendo el primer andinista en recorrer la misma. La campaña de Reinhard se completa con innumerables escaladas a más de seis mil metros en toda la Puna argentino chilena, buscando rastros de culturas precolombinos. En 1999, en una de sus últimas incursiones en la Puna, descubrió tres momias en la cumbre del Llullaillaco.
Dentro de los arqueólogos argentinos se destaca la actividad de los miembros del CIADAM (Centro de Investigaciones Arqueológicas de Alta Montaña) en especial de Antonio Beorchia Nigris (italiano, radicado en San Juan) quien recorrió la cordillera desde la década del 60, logrando entre otros primeros ascensos el del Veladero en 1985.
Nuevas expediciones tucumanas, en la segunda parte de la década del 80, son organizadas por Orlando y Claudio Bravo. Se logra el primer ascenso del Medusa (6120 m), y se escalan el Olmedo (segundo ascenso, ruta nueva) Ojos del Salado y Gendarme Argentino (primer ascenso a la cumbre principal, ya que la expedición de Rebitsch en enero de 1956 escaló la cumbre secundaria).
Philippe Reuter, francés radicado en Chile, a fines de los 80 y principios de los 90 lleva adelante el proyecto Sky Top Ten, que consistió en escalar y descender esquiando los 10 volcanes más altos del mundo. En ese marco abrió ruta en el Walter Penck (nevero SE) y ascendió el Tres Cruces Sur, Bonete, Pissis Este, Nacimiento, Llullaillaco, Ojos del Salado e Incahuasi. Otros exploradores completaron las páginas pioneras y sentaron las bases para exploración final que se llevaría a cabo a partir de 1994.


Los últimos años.


Desde 1994 varias expediciones desarrollaron intensa actividad exploratoria en la zona complementando los ascensos de los primeros andinistas de la región.
El objetivo fundamental han sido los 6500 locales, aunque también se han logrado otros ascensos relevantes en montañas de 6000 y 5000 metros.
Jaime Suárez, andinista español radicado en Mendoza, dirigió varias expediciones desde 1992 coronando prácticamente todas las más altas cumbres de Atacama. Abre rutas en el Bonete (SO, actualmente normal), Walter Penck (SE, actualmente normal), Tres Cruces Sur (SE), Incahuasi (variante filo Norte), Pissis Este o Ejército Argentino (variante ruta NE) y pico ATA del Walter Penck (6497 m. Ladera NO, ruta de los Arianos), y asciende el Pissis, Ojos del Salado, Llullaillaco, Nacimiento, Antofalla, Famatina, Veladero, Galán y varios cincomiles. Hasta que Suárez publicó los datos obtenidos en sus travesías, pocas publicaciones habían hecho eco de los logros en la región.
En el verano austral de 1995 el canadiense Greg Horne alcanza las cumbres del Ojos del Salado, Pissis, Bonete, Tres Cruces Sur y Central (6630 m), publicando en la revista Climbing un extenso artículo de la zona.
El montañismo salteño ha logrado gran cantidad de ascensos a seismiles puneños. Se destacan los ascensos al Ojos del Salado, Tres Cruces Sur, Incahuasi, Llullaillaco, Bonete, la primera travesía integral de los Nevados de Cachi (6380 m), travesía Salín - Socompa, Quewar (6102 m), Palermo, Aracar (6095 m) y un sinnúmero de cincomiles en primer ascenso. Sea como líderes o formando parte de los grupos cabe destacar a Alejandro Giménez Gambetta, Christian Vitry, Enrique y Nicolás Pantaleón, Rodolfo Ramos Cointte, Tata Pastrana y Flavio Lisi.
El escocés John Biggar dirige expediciones en 1996 al Pissis y Walter Penck. En 2000 asciende al Bonete, Reclus (6335 m), Veladero y logra el primero del Baboso (6070 m). En 2003 asciende el Tres Cruces Sur y otros seismiles en la zona de la Laguna Verde chilena. Para 2005 logrará los ascensos de todas las cumbres superiores a 6500 metros salvo el Incahuasi.
Alex Von Gotz lidera a los alemanes que entre 1999 y 2002 abren ruta en el Walter Penck (SO) y en el Bonete (Filo SO) y ascienden el Pissis, Pissis II, Pissis IV, Ojos del Salado, Bonete Este, Llullaillaco, Muerto (6488 m), Tres Cruces Sur y Central, Veladero, Nacimiento, Reclus, Gemelos, Cóndor y Antofalla.
Las expediciones organizadas en Mar del Plata a partir de 1998 exploran la zona logrando varias primeras. En 1998 ascienden el glaciar Norte del Pissis, partiendo de un nuevo campo base conocido hoy como campamento Mar del Plata. En 2000 se logra el primer ascenso de la Sur Directa del Tres Cruces Sur. En 2003 se abre la ruta SO del Bonete siguiendo tres grandes neveros. En 1999 se alcanza por primera vez la cumbre sur del Walter Penck por una variante de la ruta francesa (SE), en 2001 la primera de la ruta NE del Vallecito (6168 m) y en 2005 la variante norte del Antofalla. Además se lograron los primeros ascensos modernos del Archibarca (5629 m), La Aguada (5810 m) e Inca del Mar (5135 m) y las cumbres del Ojos del Salado, Llullaillaco, Socompa, Famatina (6097 m), Cachi, Quewar, y Chañi (5895 m).
Henri Barret (Francia) entre 1999 y 2000 logra los primeros ascensos del Vallecito, Colorados (6053 m), Cóndor (6373 m), Cumbre del Laudo (6152 m) y Aguas Dulces (5642 m). Conocedor como pocos del norte de Catamarca, ha alcanzado con vehículos 4x4 todos los pede montes de los cerros que ascendió. Barret fue quien logró la mayor cantidad de seismiles vírgenes en la última década.
La Sierra Nevada (6175 m) uno de los últimos seismiles vírgenes, fue alcanzado por la expedición de Robert Ayers en 2000 desde Chile.
El Grupo Rosarino de Alta Montaña realiza dos ascensiones destacadas en 2000 y 2001: el primer ascenso por el sur del Tres Cruces (faz SO) y el primer ascenso invernal del Patos.
El grupo mendocino liderado por Fernando Santamaría a partir de 1999 asciende varios seismiles destacándose la primera invernal del Incahuasi en 2003 y los ascensos Pissis (segundo argentino) y Bonete. Santamaría logrará en 2005 alcanzar todas las cumbres principales superiores a 6500 metros de los Andes Atacameños y Centrales.
A partir de 2001 Darío Bracali, oriundo de Buenos Aires, asciende en forma sistemática todas las cumbres principales de más de 6500, mientras recopila datos para la primera guía de los 6500 andinos. En 2001, el Incahuasi, Ojos del Salado y Pissis. En 2002 Llullaillaco y Bonete. Por último en 2003, el Walter Penck, Tres Cruces Sur y Central. Además logra el primer ascenso del Lampallo y alcanza las cumbres de Dos Conos, Bertrand, Chucula, Aracar, Quewar, Fraile, Chañi y Palermo. Resuelve el acceso a la ruta Normal del Walter Penck desde el SO siguiendo las huellas de Barret en su ascenso al Nacimiento y facilita varios mas.
En noviembre de 2003 la expedición federal compuesta por los grupos de Tucumán, Buenos Aires y Mar del Plata luego de algunos ascensos preparatorios y de la exploración del valle que discurre entre el cordón de los Arrieros y el cordón de Barrancas Blancas asciende el Ojos del Salado logrando la medición de la altura relativa entre los dos torreones cumbreros, finalizando con una controversia de casi 50 años. En esa oportunidad se determina que ambos son iguales.
Otros ascensos relevantes en la última década fueron los protagonizados por Jonson y Ruth Reynoso (Pissis, Ojos del Salado, Incahuasi, etc.), la Agrupación de Montaña Calchaquí (Pissis II, Ojos del Salado, Fraile), Alain Delclaude (Ojos del Salado, Pissis), el grupo italiano liderado por Luis Gadens (primera a pared sur del Pissis, Veladero), Alain Malafosse (Tres Cruces Sur, Bonete, etc.) y otros andinistas que recorrieron la zona en búsqueda de nuevos desafíos.
La última página de la historia de la exploración de la zona la escribieron un grupo argentino (Córdoba) que realizó en marzo de 2003 la primera travesía sur- norte del Pissis por una variante de ascenso de la ruta italiana d 1990 y el grupo sueco de Janne Corax y Nadine Saulnier que lograron el primer ascenso del Bonete Grande (5943 m), el primero de la pared sur del Muerto, la apertura del canalón sur del Pissis II, los ascensos del Pissis, Bonete y otros seismiles de la zona.
En los últimos diez años de exploración se han logrado casi todas las rutas lógicas a los principales picos. El futuro se abre para los primeros ascensos de cumbres subsidiarias, rutas por laderas poco accesibles o primeras invernales.
CAPÍTULO I
LOS ANDES DE ATACAMA

Descripción de la región.


La zona conocida como Puna de Atacama en Argentina y desierto de Atacama en Chile, incluyendo también las cuencas salinas del sur del altiplano, es un inmenso e inhóspito desierto de altura donde se encuentran los volcanes más altos del mundo. Su altura promedio son los 3500 metros, alcanzando sus cumbres más elevadas los 6800 metros.
Es la continuación del altiplano boliviano, abarcando cerca de 200.000 kilómetros cuadrados. Está delimitada hacia el oeste por los valles occidentales y la cordillera de Domeiko, hacia el este por la cordillera oriental y las sierras sub andinas y hacia el sur, si bien estrictamente el límite es la cordillera de San Buenaventura, podemos considerar que los Andes de Atacama se extienden hasta aproximadamente la cuenca de la Laguna Brava y el macizo limítrofe del Potro.
Alberga más de la mitad de las grandes cumbres de occidente y el acceso a dichas cimas es riguroso y complicado.
El agua que surca el seco terreno contiene muchas veces sales producto de la actividad volcánica que la hacen no potable. Las cumbres nevadas y las planas salinas tiñen con su blanco los vastos territorios rojizos o marrones que no conocen el verde de la vegetación.
De clima rigurosamente seco, en el transcurso de un día pueden repetirse las cuatro estaciones debido a la notoria amplitud térmica. En el poblado jujeño de Tres Cruces se contabilizaron en cuatro décadas un promedio de 337 días de helada al año. La Puna, por encima de los 3500 metros, virtualmente carece de agua y tiene escasas cuencas con ríos de corriente permanente.
La zona andina de Atacama es un desierto de altura despiadado y la porción que se encuentra entre las altas cumbres y la costa del Pacífico es el sitio mas seco del mundo, registrándose 1 precipitación cada 40 años.
Si bien las culturas atacameñas poblaron la región solo fueron habitados los valles y transitados por las rutas habituales. A nivel exploración varios sectores durante décadas guardaron espacios blancos en sus mapas y croquis con la leyenda “inexplorados”.
Hasta principios del siglo XX la región en su porción argentina era llamada “el despoblado” y estaba apenas habitada, pese a la proliferación de explotaciones mineras. La mayoría de las poblaciones actuales se encuentran en las provincias de Jujuy y Salta, mientras que en la región de Catamarca y La Rioja no hay casi asentamientos permanentes.
La densidad de población en la poción puneña de Catamarca es de 1 habitante cada 33 kilómetros cuadrados.

El culto a las montañas andinas. Breve comentario.

Si bien en el Pissis no se han hallado vestigios de ascensos de las culturas atacameñas, su emplazamiento en la puna merece hacer un breve cometario sobre la importancia ceremonial de las montañas para la cultura inca y otras pre incaicas.
Actualmente se han estudiado más de 200 sitios arqueológicos en cumbres andinas, siendo el descubrimiento que alcanzó mayor notoriedad el del santuario de la cumbre del Llullaillaco en 1999.
El culto a los apus o montañas sagradas andinas en el contexto incaico formaba parte de una religión amplia y dinámica. Las altas montañas eran sobretodo proveedores de agua a través del deshielo de sus cumbres y por lo tanto signo de fertilidad, entendido de otra manera, generadoras de vida. Además su riqueza mineral o sus tonalidades rojizas las hacían especialmente adorables junto con los volcanes en erupción sinónimo de vida o destrucción.
Por su condición de punto de unión entre cielo, tierra y subsuelo eran espacios sagrados idóneos para la adoración de Inti, el sol, la deidad más importante de la cultura inca. También adoraban a la Pacha mama (tierra) a Illapa (dios del trueno) y a sus antepasados ya que de acuerdo a sus creencias moraban en las alturas.
Los apus eran considerados seres con vida, con capacidad para influir sobre la vida de los hombres beneficiándolos o castigándolos de acuerdo a sus actos.
Cada comunidad o aldea tenía su apu principal que generalmente era el de mayor altura o imponencia, donde dirigían las plegarias diarias y a quien adoraban permanentemente. Incluso podían tener otros apus de menor jerarquía desde donde adoraban el apu tutelar.
Las ofrendas que se realizaban en los apus implicaban entregar a la divinidad algo valioso, que podía consistir desde el acullico o bolo de coca que se está mascando a estatuillas de camélidos o antropomorfas, textiles, huesos, plumas, peines, joyas e incluso leña.
La mayor ofrenda eran sus propios hijos que eran ofrecidos a la deidad en ceremonias sagradas denominadas capacocha. Estos embajadores de los hombres ante los dioses aceptaban su trascendental rol y eran acompañados por sus familias y sacerdotes en importantes peregrinaciones hasta las cumbres. En su viaje a la residencia divina llevaban otras ofrendas menores y los enceres necesarios como comida, calzado de repuesto y en algunos casos ropas de adulto previendo su crecimiento.
La posterior momificación se producía naturalmente por las condiciones de sequedad y frío, aunque era buscado ese efecto ya que las momias se convertían en seres venerados.
En general las ofrendas humanas eran seleccionadas por su pureza y en ocasiones los mismos hijos de los curacas o jefes locales eran llevados a Cuzco para luego regresar sacralizados y ser ofrendados en el apu tutelar de la comarca.
La misión de cualquier montañero es transitar respetuosamente por estos sitios sagrados, entendiendo la cosmovisión de la cultura andina.
En lo relativo al Pissis, Johan Reinhard en 1985 y 1986 lo exploró sin encontrar evidencias arqueológicas. También Constanza Ceruti en 1999 en el marco de una expedición liderada por Jaime Suárez González lo hizo sin resultados.
Los vestigios más próximos son el tambo de la Laguna Celeste y el emplazamiento del Cerro Inca del Mar al norte y emplazamientos de laguna Brava, Reclus y Veladero al sur.

Palabras Preliminares

Cuando en 1997 comenzamos a preparar nuestra expedición al Monte Pissis uno de los obstáculos que encontramos fue la falta de información sobre el nevado. Si bien era cierto que hasta ese momento solo 18 expediciones habían recorrido la zona y entre ellas solo 3 con integrantes argentinos, el único que había publicado el informe de de la que había dirigido era Jaime Suárez. Del mismo modo lo habían hecho Johan Reinhard y Gregory Horne en Estados Unidos y Philippe Reuter en Chile y Francia, pero no eran reseñas fáciles de conseguir. Para ser justos también existía el informe de la expedición polaca de 1937, publicado en el Anuario de 1950 del Club Andino Bariloche, pero al igual que las publicaciones del exterior contenía poca información que pudiera ser utilizada al acometer la escalada. Como conclusión, cualquier montañero que quisiera internarse en los misterios del inmenso volcán, tendría ante si unas pocas páginas frente a la magnificencia del gran nevado.
En nuestro caso un viaje a Fiambalá y una charla con Jonson Reynoso fue suficiente para acceder al reino del Pissis y darnos la posibilidad de escribir unos párrafos en su historia. Pese a eso me propuse compilar toda la información disponible en un libro, para que no se olviden varias gestas y las próximas expediciones tengan una nueva fuente de información.
Siempre he compartido la visión de los autores que señalan a las montañas como grandes masas de roca y hielo que cobran vida con el paso del hombre y las horas vividas en sus laderas.
Creo que una compilación de historias, sueños, tradiciones y anécdotas, algunas veces con cierto grado de valor y heroísmo, ayudará a tejer la vida de ésta magnífica montaña que resplandece ante los ojos de cualquiera que se acerque a ella o que la observe aunque sea a la distancia.
Como montañista empecé a escribir éste libro pensando en nuestro deporte y viendo al Pissis como un objetivo. A medida que fui avanzando en la recopilación de datos y fui conociendo a aquellos que le dieron vida, he soñado en que pueda convertirse en un libro que exceda el acopio de datos útiles para un ascenso y pase a ser tenido en cuenta como un conjunto de narraciones sobre montañeros y sea un elemento que renueve nuestro espíritu de aventura y de exploración. También lo he escrito pensando que incluso pueda ser hojeado por algún amante de la montaña que no necesariamente esté interesado en una futura expedición.
Finalmente deseo que cada uno que se acerque al Pissis y llegue a aquel punto que pueda posar su mirada en el coloso, sienta el mismo escalofrío que sentí yo cuando lo divisé por primera vez. Si este libro ayuda a que sea aún más intenso, habré cumplido mi objetivo.
Por muchos escalofríos más.

Nota del Autor y agradecimientos

Si bien la investigación de los datos vertidos en las páginas del libro han sido compilados de forma responsable y tratando de ser imparcial en la interpretación de los mismos, ateniéndome a un estricto sentido histórico, pude haber omitido o interpretado erróneamente alguna información.
En caso de haber incurrido en alguno, y peor aún en haberlo hecho en detrimento de alguien pongo a vuestra disposición mi compromiso de corregirlo en una futura edición.

Quiero comenzar con un agradecimiento especial para Jaime Suárez González, quizá el montañero que más conoce al Pissis, por su pasión por la montaña, por animarme en éste proyecto, por su aporte de datos y por su paciencia al momento de contestar todos mis mails que buscaban encontrar más detalles que incluir.
Por su apoyo constante, el aporte de valiosa información, por compartir el sueño de recorrer los altos Andes y por muchas noches de trabajo e interpretación de datos, mi agradecimiento a Darío Bracali.
Otro muy especial es para mis compañeros de montaña con quienes he desarrollado el espíritu de aventura: Fabián González, Rolando Linzing, Marcos Cocconi, Antonio Moreno, Alejandro Giménez, Eduardo Namur, Nicolás Pantaleón, Claudio Valva y Fernando Irrazabal.
Reconocimiento y gracias a Jonson Reynoso, el conocedor por excelencia del Pissis, el primer apasionado y el primer compilador de historias con quien uno puede compartir horas charlando de Pissis, como él lo denomina, sin el artículo, como nombre propio. Gracias por haber dimensionado a Pissis, por haberlo presentado tantas veces a visitantes, turistas y escaladores.
El poder presentarme como compilador de la historia del Pissis me permitió también conocer e intercambiar información y opiniones con gente que me dio mucho gusto conocer: Claudio Bravo, Enrique Funk, Alfredo Magnani, Fernando Santamaría, Enrique Pantaleón, Johan Reinhard, John Biggar, Phillipe Reuter, Henri Barret, Carles Capellas, José Herminio Hernández, Luis Armando Rocchi, Cirilo Arancibia, Juan Araya, Tito Siares. Un recuerdo especial para quienes hoy ya no están: Tino Perea que nos alojó en su casa en Cazadero Grande donde escuchamos muchas historias de la cordillera y a Vojko Arko que fue quien me entregó la primera información del Pissis en el Club Andino Bariloche y me animó a escribir sobre montaña.
En párrafo aparte, porque va con mucho amor, mi agradecimiento especial a mi esposa e hijos que toleraron que les quite tiempo ya no solo para escalar sino también para escribir sobre montaña.

Guillermo Luis Almaraz
Mar del Plata, Otoño austral de 2004